La situación: un grupo de amigos rodea a cierta persona borracha e inconsciente.
El diálogo: Amigo A: “¡No se mueve!”. Amigo B: “Pintémosle el cuerpo. Amigo A: “¿No deberíamos llamar a una ambulancia”? Amigo B: ¡No, pintémosle el cuerpo!”.
¿Quién no ha estado en cierta fiesta donde las cosas se han pasado un poco de la raya? Unos tragos de más, alguna amiga o amigo que sobrepasa su límite de tolerancia al alcohol y, entonces, en lugar de ayudarlo a vomitar, cuidarlo o simplemente acostarlo, sus supuestos amigos lo exponen a la burla pública haciéndole toda clases de maldades.