Lejos de tratarse de una enfermedad mental, hay personas que no pueden soportar el contacto físico. Son introvertidas, rechazan las demostraciones de afecto que impliquen acercarse demasiado y no acostumbran asistir a lugares concurridos. No es que le tengan miedo a la gente, sino que la interacción humana les parece tan compleja que se atemorizan y se sienten incómodos cuando la distancia se acorta entre su cuerpo y el de alguien más.
Estos son algunos momentos de contacto inevitable en los que su reacción es muy notoria. No son antisociales. No son groseros. No son fríos… solo tienen una forma distinta de exteriorizar sus emociones.
1. Recibir malas noticias
De por sí es muy difícil tratar de lidiar con la situación y cuando intentan tocar tu hombro o tomarte de la mano para hacerte sentir mejor, se eleva tu nivel de tensión y logran todo lo contrario.
2. Saludar y despedirse
Cuando llegas a una fiesta o a una reunión familiar es una norma social tener que estrechar la mano o repartir besos a todos los invitados. Sería ideal que pudieran hacerse excepciones de vez en cuando y poder decir HOLA/ADIÓS para el público en general.
3. En la escuela o el trabajo
Hay sitios a los que vas por deber y no por placer, y tienes que ser amable y buen compañero. Pero es complicado explicarles a los demás que no te gusta cierto contacto, sin parecer un grosero.
4. Confianza con quienes te conocen
Las personas que ya saben cómo eres y aun así se arriesgan acercándose demasiado, conocen la reacción de tu lenguaje corporal y no se sienten ofendidos ni se lo toman personal.
5. La primera cita
Cuando estás relacionándote con alguien a distancia y ponen al fin fecha para su primera cita, puede que abrazarse o tocarse haga que ambos se sientan incómodos.
6. Te chocan las cosquillas
Cuando alguien quiere hacerse el juguetón y chistosito contigo, las cosquillas pueden ser una verdadera tortura.
7. Reencontrarte con alguien
Es emocionante y, aunque no lo demuestres mucho, en realidad te agrada verla o verlo de nuevo. Pero te das cuenta de que tú no estás hecho para ser demasiado expresivo.
8. Familiares cariñosos
Siempre hay una hermana, tía o prima que cuando te ve no puede evitar estrujarte hasta dejarte sin respiración, como cuando eras pequeño.
9. Espacio personal reservado
Incluso, si estás teniendo una simple charla con alguien comienzas a sentirte nervioso de que el espacio entre ustedes se vaya acortando. Necesitas hacerle saber que tienes límites.
10. No te gustan los secretos
El contacto que menos soportas es cuando alguien se acerca a decirte algo al oído. ¡¿Cómo se atreven a tocar esa parte tan sensible?!