Muchas mujeres sueñan con que el día de su boda todo resulte perfecto. Planean cada detalle con meses de anticipación para evitar cualquier complicación. Pero no todo puede ser previsto, a veces hay circunstancias fuera de su control.
Mark Ling y Mandy Cripwell, residentes en Torquay, Inglaterra, tuvieron una ceremonia hermosa, rodeados de amigos y familiares. Todo iba de maravilla… hasta que llegó el momento de la sesión de fotos.
Pequeño inconveniente
La pareja decidió que quería sus fotografías en uno de los lugares públicos más populares para este tipo de celebraciones: un kiosko en medio de un jardín. Sin embargo, no salió de acuerdo con lo esperado.
Un adorno incómodo
Cuando llegaron al lugar se encontraron con una mujer recostada sobre el pasto que tomaba el sol. El hijo de Mark, Marcus, decidió acercarse a ella y pedirle que se retirara del sitio para poder tomar la foto:
Fui hacia ella y le pedí que se moviera y fingió estar dormida. Es un lugar famoso para bodas donde se toman fotos, ella debería de haberlo sabido antes de ir ahí. La mitad de Torquay tiene sus fotos de bodas en ese jardín.
No le importó estorbar
https://www.youtube.com/watch?v=tbUornB8pKg
Más tarde, la mujer decidió moverse del sitio, pero dejó todas sus pertenencias, por lo que el fotógrafo tuvo que arreglárselas para poder tomar las mejores imágenes, sin que apareciera la toalla.