Cada mamá tiene una forma de ser muy particular, pero a la vez todas tienen la misma manera tan similar pero a la vez única que nos hacen decir: “¡Esa es mi mamá!”.
¿A quién no le ha pasado que está buscando su blusa favorita y por más que la busque no la encuentra? Pero tu mamá sabe exactamente dónde está: en el tercer cajón de la cómoda, en la parte de atrás, abajo de las calcetines rosas que nunca usas, envuelta en otra blusa que pensabas donar a la caridad.
Así son las mamás, tienen esa naturaleza que las hace actuar de cierta manera. Y la verdad es que por eso las amamos tanto; y aunque a veces nos saquen de quicio, la realidad es que no sabríamos qué hacer sin ellas.