El 5 de marzo desperté y supe que el gato me iba a matar. No es que yo estuviera buscando morir, sino todo lo contrario, con tantas ansias de vida, y amando al gato, de a ratos le prestaba mayor o menor atención, pero hacía ya un tiempo que notaba un cambio en su comportamiento.
Todo comenzó cuando un día me trajo una rata muerta a modo de amenaza, luego lo veía hurgando, excavando hoyos en el patio, lo encontraba observándome a deshoras; juro que cuando maullaba me parecía oírlo hablar. Así que decidí hacer este pequeño manual de supervivencia para quienes se encuentren en mi misma situación. Esperando que a alguien le sirva, que aun esté a tiempo.