Muchas veces nos dejamos engañar por la publicidad de los empaques de comida, pues se hace al producto más deseable con imágenes que despiertan el deseo de consumirlos.
Automáticamente se crean expectativas y no solo en la comida, se presenta también cuando ordenamos cosas por internet y tenemos una idea de lo que esperamos recibir. Pero por procesos de embalaje o equivocaciones de la máquina que los produce, o simplemente por un fraude recibimos, una cosa totalmente distinta: la realidad.