Algunas personas nacieron para posar frente a las cámaras. No importa si es en una situación vergonzosa como una caída o en una sesión completamente programada. Esos seres amantes de las fotografías siempre están listos para sonreír al momento de ver al fotógrafo.
Pero aceptémoslo, hay situaciones en las que posar para una fotografía se vuelve algo completamente ridículo, justo como las imágenes que estás a punto de observar.