El ingenio (¿o ingenuidad?) de los propietarios de estos negocios seguro te sacarán una carcajada. Algunos incluso te harán dudar de si deberías consumir sus productos o, por el contrario, ir allí sólo por su tino empresarial.
Realidad o fake, lo único que importa es que nuestro idioma es tan rico que las palabras fácilmente se pueden interpretar con un doble sentido para hacernos morir de risa.