Hay que reconocerlo: cuando no hay talento es inútil aferrarse a una profesión. Por eso los reposteros que hornearon estos pasteles deberían retirarse antes de hacer trizas las ilusiones de más cumpleañeros en su día especial.
Hay que reconocerlo: cuando no hay talento es inútil aferrarse a una profesión. Por eso los reposteros que hornearon estos pasteles deberían retirarse antes de hacer trizas las ilusiones de más cumpleañeros en su día especial.