Llega una edad en la que la sociedad espera que los hombres se conviertan en adultos responsables, trabajadores y emocionalmente fuertes. Sin embargo, en cada uno de ellos hay un niño dentro desesperado por salir a explorar, jugar y divertirse haciendo tonterías.
Afortunadamente hay hombres a los que no les importa no encajar en el papel de machos fuertes que la sociedad quiere imponerlas, y se rebelan contra el sistema de la forma más efectiva: siendo muy inmaduros.