Mucho se comenta sobre la inteligencia y la frialdad calculadora que poseen los felinos, pues comparados con los despistados perros, lideran la independencia y astucia del reino animal.
Lástima que tanto cerebro no les sirva de nada cuando se trata de medir su adaptación en espacios pequeños. Una cosa es que disfruten meterse entre las ramas de los árboles, agujeros, cajas o bajo los muebles, y otra muy diferente es no tener sentido común para deducir que hay lugares tan reducidos en los que meter su cuerpo es prácticamente imposible. Su curiosidad los lleva a husmear sitios en los que no caben, y la cosa no acaba con el desastre que sus dueños tienen que solucionar, sino hasta que son trolleados con las fotografías que suben a Internet, tal y como le sucedió al felino que conoceremos en la siguiente batalla de Photoshop.