Ser un gato tiene sus ventajas: duermes en cualquier lugar, puedes subir a lo alto de los árboles y cazar tu propia comida. Es tan genial que incluso algunos perros han optado por convertirse al gatolicismo. Pero llevar al pie de la letra las estrictas normas gatunas no es nada fácil; tampoco es sencillo ser aceptado por los otros mininos.
Mira estos 20 perros que han tratado por todos los medios de convertirse en gatos, tanto que no recuerdan que alguna vez fueron las narices frías y bonachonas que siempre hemos conocido.