Todos conocemos a alguien que se la pasa publicando reflexiones o citas de dudosos autores para inspirarnos en las redes sociales cada que comienza la jornada laboral. Agradece a esa personita bella y especial que de inmediato se te vino a la mente, por contagiarte de su buena vibra, recordándote que mientras algunos persiguen la felicidad, otros la crean.
Ahora que si de buen gusto se trata, no es que estemos en contra de que suban fotos de todo lo que comen, de sus melosas relaciones sentimentales, de sus duros entrenamientos en el gimnasio, de los lujos que pueden darse el primer día de quincena, de sus ultrasonidos marcianos o sus recién nacidos y feos bebés. Más que una cuestión de intolerancia y envidia, investigaciones comprueban que hay ciertos rasgos que caracterizan el lenguaje de quienes interactúan en Internet, con los que podemos darnos cuenta de lo inteligente que suele ser un usuario. Si subes frases motivacionales con letra hipster sobre un colorido fondo cursi, no tenemos las mejores noticias para ti.
Estudios realizados por la Universidad de Waterloo en Canadá, llegan a la conclusión de que las personas que comparten este tipo de contenido, suelen tener habilidades cognitivas pobres y tienden más a la confusión, su fluidez verbal es casi nula y son más propensos a la ingenuidad. La solución no está en dejar de publicar lo que te de la gana o volverte un amargado que comparte solo imágenes como las que verás a continuación, ya que de hecho no existe cura ante el positivismo. Solo te pasamos el dato para que puedas molestar a tu amigo, el que piensa que “el cielo es el límite” y que “el que persevera alcanza sus sueños”. En serio, etiquétalo y no nos des las gracias.