Los diseñadores a veces tienen tanta presión por hacer sus productos innovadores y diferentes a los de la competencia que se olvidan de hacerlos funcionales. En ocasiones los clientes quieren ahorrarse dinero y contratan diseñadores principiantes, y el producto final termina siendo una decepción, pero aprendieron la lección de que lo barato sale caro, y para la próxima ocasión contratarán a un profesionista con experiencia.