Los niños son como una caja de chocolates: nunca sabes lo que te va a tocar y te dan sorpresas desagradables en los momentos más inoportunos. Su involuntaria impertinencia puede arruinar la más perfecta sesión de fotos, como ocurrió en estos 15 casos, donde los pequeños traviesos destrozaron las expectativas que los padres tenían acerca de cómo debe lucir una foto infantil.