Todos nacemos con un talento. Algunos son buenos para bailar, otros para pintar, otros más para las matemáticas…
Bueno, pues cocinar también es una habilidad con la que no todos fuimos bendecidos, y los que no somos buenos en ello sinceramente deberíamos renunciar a nuestros sueños de convertirnos en chefs antes de que cometamos atrocidades como estas.