Desde pequeños nos han enseñado a cuidar y a respetar a los adultos mayores. ¿Pero quién nos enseñó a amarlos tanto? Nadie, tal vez ese sea uno de los aprendizajes que recibimos por inercia o simplemente por el ejemplo que ellos nos ponen al demostrarnos que nunca es demasiado tarde para disfrutar la vida con una actitud joven y enérgica aunque la espalda duela y las arrugas cada vez sean más notorias. Tal vez la lección que sí necesitamos aprender es la de valorar más a nuestros viejitos. Checa esta galería y verás a qué nos referimos.