Hace unos años las bromas pesadas de la infancia pasaron a ser conocidas como bullying, y ahora la fascinación por tomarse fotografías y compartirlas en redes sociales también tiene un nombre clínico: selfitis.
Desde que en internet existió la posibilidad de compartir imágenes, comenzó una fiebre por subir fotografías tomadas a uno mismo. Las llamadas selfies fueron ganando terreno cuando la tecnología de las cámaras digitales permitió que las personas no necesitaran a nadie para tomarse una fotografía. Pero esa actividad llegó a niveles tan desproporcionados que llamó la atención de los profesionales de la salud mental.
Entre las tareas de los psicólogos está la investigación que les permite clasificar algunas conductas dentro de un cuadro general de psicopatologías. Después de algunos estudios que comenzaron en el 2014, ahora se ha propuesto que existe la adicción a las selfies, en un texto titulado “Un estudio exploratorio de selfitis y el desarrollo de la Escala de Conductas de Selfitis”.
Los investigadores Janarthanan Balakrishnan, de la Escuela de Administración Thiagarajar, en Madura, India, y Mark D. Griffiths, de la Universidad Nottingham Trent, del Reino Unido, publicaron en la Revista Internacional de Salud Mental y Adicción la investigación que realizaron con 225 estudiantes en universidades de la India.
Los científicos propusieron la Escala de Conductas de Selfities, que incluye seis factores principales a evaluar: mejoras sociales, competencia social, necesidad de atención, modificación del ánimo, autoconfianza y conformidad subjetiva. Con esta escala lograron clasificar a los estudiantes en tres grados de selfitis.
El 25.5 por ciento de los estudiantes tenía selfitis crónica; el 40.5 por ciento, selfitis aguda y el 34 oscilaba entre estos extremos. También se descubrió que las personas entre 16 y 20 años son las que tienen más selfitis.
Un momento curioso fue cuando se compararon los grados de selfitis entre hombres y mujeres. Contrario a lo que se pudiera esperar, los hombres mostraron más de esta adicción a tomarse fotos y compartirlas en redes sociales.
El estudio parece sugerir que una persona que se toma más de ocho selfies al día y comparte tres de ellas en redes sociales ya es un caso que necesita atención clínica.
Janarthanan asegura que la selfitis es similar a otras conductas adictivas potencialmente peligrosas y que sus investigaciones añaden otro capítulo a la confirmación de esta nueva enfermedad mental.
Aunque todavía no es 100 por ciento cierto que la Asociación Psiquiátrica Americana haya aceptado la selfitis como desorden mental, estos estudios exploratorios sirven para comenzar a poner atención sobre las personas que tienen conductas adictivas en redes sociales.
Y tú, ¿cuántas selfies has compartido hoy?