Una vez vi a un profesor de secundaria conducir un ejercicio simple pero de gran alcance para enseñar a sus estudiantes sobre el concepto del privilegio y de la movilidad social.
1. Les dio un papel y pidió que lo arrugaran formando un bollo
2. Luego puso el cesto de basura al frente del salón, delante de la pizarra
Dijo: “El juego es simple. Todos ustedes representan a la población del país, y todos tienen la oportunidad de volverse ricos y pasar a la clase alta”.
“Lo único que deben hacer para pasar a la clase alta es tirar el bollo de papel y meterlo al cesto mientras permanecen en sus asientos”.
Pero los estudiantes sentados al fondo del salón elevaron inmediatamente la voz: “¡eso es injusto!, los que están sentados delante de nosotros tienen mayores posibilidades”.
Cada uno realizó sus tiros y, como era de esperarse, la mayoría de los estudiantes (no todos) en las primeras filas acertó; sin embargo, solo unos pocos al fondo del salón lo lograron.
El maestro concluyó diciendo: “cuanto más cerca se está del cesto mayores serán sus posibilidades; a esto podemos llamarlo ‘PRIVILEGIO’. ¿Se dieron cuenta que los únicos que se quejaron de la injusticia del ejercicio fueron los que están hasta atrás?”.
“Por el contrario, las personas que están al frente son menos propensas a ser conscientes del privilegio con el que nacieron. Todo lo que tienen y ven está frente a ellos”.
“Su trabajo, ahora que están recibiendo una educación, es ser conscientes de su privilegio. Usen este privilegio llamado educación para hacer su mejor esfuerzo, a bien de lograr grandes cosas; a su vez, también defiendan a los que están detrás de ustedes”.