A ningún padre le gusta ver sufrir a sus hijos, y mucho menos cuando se trata de su salud. Es por eso que como muestra de solidaridad y amor a su hija, este hombre se tatuó un implante coclear en la cabeza para que ella no sufriera por llevar uno.
El neozelandés Alistair Campbell es padre de Charlotte, una niña de 6 años que sufre una pérdida extrema de audición; por lo que a sus 4 años tuvieron que ponerle un implante coclear que a diferencia de otros aparatos que ayudan a potenciar los sonidos, este busca hacer el trabajo de las partes dañadas para proporcionar señales sonoras al cerebro.
La pérdida de audición es de familia, ya que la madre y un hermano de Charlotte también tienen que llevar un implante. Es por eso que el padre de Charlotte, tres días después de que le hicieran el implante a su hija, se rapó completamente la cabeza y se tatuó este implante.
Alistair dice haberlo hecho por el amor que siente hacia su hija, pues su cabello puede volver a creer. Y a pesar de que se está dejando crecer el cabello, asegura que se afeitará la cabeza cada vez que su hija quiera ver el tatuaje. Dijo que el dolor que sintió durante los 45 minutos que tardaron en hacerle el tatuaje no fue nada que no pudiera soportar.