Luego de la tormenta viene la calma, y 11 de los 12 niños tailandeses rescatados casi milagrosamente tras pasar más de dos semanas en la cueva de Tham Luang han decidido transformar su existencia por completo en agradecimiento a esta nueva oportunidad que les ha dado la vida. Cada uno de ellos sintió como si volviera a nacer, y qué mejor forma de hacerlo que reafirmando sus creencias y comenzando una nueva trayectoria: han decidido asistir a un retiro para prepararse y quizá en un futuro convertirse en monjes budistas.
Todo comenzó como una promesa espiritual que hicieron los padres de cada uno de ellos en su desesperación por obtener auxilio divino para que lograran salir con vida de las grutas; suplicaron volver a verlos y prometieron convertir su fe en agradecimiento por el milagro… ¡y así ocurrió! Solo que quienes tomaron la decisión de elegir el camino del budismo fueron los mismos niños y su profesor. ¡De hecho este último ya declaró que se quedará en el monasterio para siempre!
Ya comenzaron con las ceremonias propias de la religión
En una rueda de prensa, los jóvenes afirmaron que la decisión de iniciarse en la religión para algún día convertirse en monjes fue tomada de manera individual y consciente. A su manera, cada uno de ellos encuentra razones de sobra para darle un giro inesperado a su vida luego de la trágica aventura que experimentaron; además, aseguran que de esta manera sienten honrar la memoria del buzo voluntario que perdió la vida en el operativo de rescate. Estos niños están conscientes de lo mucho que le deben a la vida, y practicando budismo encontraron una vocación de agradecimiento.
Con estos rituales pretenden alcanzar la paz
Aún no saben si todos tomarán la decisión de ordenarse, pero casi es un hecho que más de uno seguirá el ejemplo de su profesor.
Volverán a ser felices y, lo más importante: hombres plenos
Tailandia perdió a un valiente, pero ganó a 11 futuros hombres de fe que agradecen infinitamente estar de vuelta.