Brendan Motill, un empleado del Smokey Barque BBQ, en Frankfort, Illinois, tenía uno de esos días normales en los que atendía a sus clientes, platicaba con ellos y daba el mismo servicio de siempre… hasta que uno de los clientes pagó su cuenta y se retiró.
Brendan fue hacia la mesa para limpiar la mesa del hombre que sólo consumió 20 dólares con 31 centavos. Se dirigió hacia la caja y entregó su factura, pero notó algo diferente: el hombre no había dejado cualquier propina, no… ¡dejó mil dólares! Fue algo realmente generoso.
En cuanto se dio cuenta, Brendan se quedó anonadado y dijo: “me quedé con la boca abierta, no podía hacer nada, estaba en shock”. En cuanto reaccionó salió corriendo a buscar al cliente para regresarle el dinero, pues tal vez se habría equivocado…. No lo encontró.
Ese acto de amabilidad ha hecho una diferencia en su vida, pues así es como los meseros se ganan la vida, y de su hospitalidad y buen trato hacia los clientes dependen sus propinas, por lo que no deja de estar sumamente agradecido.
También encontró la siguiente nota al reverso del ticket:
“Brendan, Gracias por tu amable servicio. Estás haciendo un gran trabajo. No estoy seguro cuales sean tus aspiraciones y sueños en esta vida, pero espero esta propina te pueda ayudar. Mi esperanza es que entre la gente haya más paz para con el otro. El mundo puede ser negativo y violento, pero estoy convencido que con actos de bondad se podrá entender que hay otra forma de ser. ¡La paz sea contigo, hermano!”.