Justo en esta época de amor y buenos deseos, es triste observar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que poco a poco hemos creado pequeños monstruos materialistas, cuya única ilusión decembrina es la de recibir algún obsequio. Nosotros mismos somos tan interesados y egoístas que no nos detenemos a pensar y agradecer todo lo que se nos da, aquellos privilegios de los que nosotros gozamos y mucha gente moriría por tener: techo, abrigo, comida caliente, salud o una familia.
Este padre responsable nos da una gran lección en estas fechas en las que es un poco más fácil sensibilizarse que durante el resto del año. Esperemos que el poderoso mensaje que esconden sus actos llegue a todo el mundo.
Él es Tatay Alejandro
Un hombre con limitaciones físicas que no afectan su espíritu, su corazón ni su mente.
Todos los días recorre largas distancias
No tiene otro medio de transporte más que su silla de ruedas ni cuenta con el dinero suficiente para pagarle a su pequeño el autobús. Además, es un padre responsable que cuida lo poco que tiene pues asegura que su hijo es su más grande tesoro y que, si no va él personalmente a llevarlo a la escuela para verlo atravesar las puertas despidiéndose con una gran sonrisa, no se queda tranquilo el resto del día.
Una silla de ruedas vieja
El hombre padece polio y a Junior, su hijo de tan solo siete años, le enorgullece saber que así llueva o haga demasiado calor por las mañanas, su padre siempre estará dispuesto a llevarlo a la primaria para que continúe formándose y pueda algún día cumplir todos los sueños que un niño tiene. Si esta bella historia conmovió tus entrañas entonces compártela, especialmente en estas fechas llenas de armonía y pureza de corazón.