Hay embarazos que se complican, ahora imagina un embarazo que además de volverse peligros se le suma un diagnóstico de cáncer. Desolador, ¿no es cierto?. Justo ésta fue la situación a la que se enfrentó la modelo canadiense Elizaveta Bulokhova en 2014.
Mientras estaba de vacaciones con su marido Roman Troubetskoi tuvo un fuerte dolor de muelas, y al acudir al médico le fue diagnosticado cáncer. Elizaveta estaba embarazada, por lo que los médicos le dieron la opción de abortar antes de someterse a una quimioterapia.
Fue diagnosticada con cáncer en los huesos de la mandíbula a sus 24 años de edad.
Los médicos le dijeron que para sobrevivir era necesaria una cirugía para retirar el hueso infectado y que además debía abortar a su bebé.
“Mi bebé era muy activo y me gustaba platicar con él cuando estaba en mi vientre. Tuve que decirle que dejará de moverse porque no lo podía sostener, y así, de repente, lo hizo; él me escucho y dejó de moverse”
Después de dieciséis horas de cirugía para extirpar el tumor, reconstruyeron su mandíbula utilizando injertos de piel tanto de su pierna derecha como de su hombro derecho.
Aún después de su cirugía, su bebé corría el riesgo de discapacidad en su desarrollo debido a la anestesia, él no sobreviviría en absoluto.
Asimismo, el 95% de la mandíbula de Bulokhova había sido eliminada. Lo cuál le iba a tomar tiempo para volverse a mirar en un espejo de nuevo.
Surgieron algunas complicaciones en las cirugías y se pospuso la quimioterapia de Bulokhova. Y justo dos días antes de su aborto programado, Elizaveta y su marido buscaron opciones con diferentes médicos y fue así como lograron que su bebé naciera.
“Sólo yo sé lo que el universo tiene para mí, y dije: ‘voy a aceptarlo. Si mi bebé está destinado a nacer, va a nacer'”.
Por medio de una cesárea Valentín nació 10 semanas antes de lo esperado, por lo que pasó los siguientes 51 días en terapia intensiva neonatal. Sin embargo, por todo lo que este bebé había pasado, su nacimiento fue nombrado un milagro.
Aún así, Bulokhova, no estaba fuera de peligro.
Las quimioterapias te quitan el sentido del gusto, por lo que no tenía hambre y ni siquiera podía masticar adecuadamente; para lograr comer un solo huevo me tomaba una hora. Tenía miedo de beber porque a veces incluso el agua saldría por un lado de mi cara y eso realmente me traumatizaba, mi estomago encogió debido a la dieta líquida. No había manera que pudiera comer en lo absoluto, me veía muy desnutrida y el proceso mecánico para comer era terrible
-Elizaveta Bulokhova
Catorce meses después de esta terrible experiencia, y dos meses después de haber terminado su último período de quimioterapia a sus 25 años de edad, Bulojhova y su marido Troubetskoi al fin estaban en casa.
El cabello de Bulokhova ha comenzado a crecer y la fila superior de sus dientes sigue recta como siempre, pero ella lucha por hablar aunque solo cuatro de sus dientes inferiores permanecen. En un par de años cuando su cáncer esté en remisión, le practicarán otra cirugía reconstructiva. Con 1.76 cm de alto y 48 kg, mucho más delgada que antes de su casi fatal pronóstico, su nueva vida es todo menos trivial.
Toda la fortaleza que Bulakohova adquirió durante esos 14 meses se ve reflejada en la sesión de fotos en Toronto por el fotógrafo Manolo Cerón, en la que ella celebra la supervivencia.
Es difícil poner un mensaje central en ella, pero hay mucha esperanza, fuerza y una gran cantidad de sobrevivientes de cáncer que podrían tomar algo de esto.
Él me salvo la vida, es la parte más grande. Se parece a mí, me dio un esquema para seguir y me ayudó a trabajar en mí misma sin parar. No me dio un descanso pero en el buen sentido, me mantuvo en marcha. Él fue quien se encargó de mí para asegurarse de que todo el mundo estuviera en juego.
El marido de Bulokhova ha estado a su lado todo el tiempo, leyó todo lo que debería saber sobre su enfermedad y las formas en que los médicos deberían tratarla; se pasaba horas incalculables fuera del trabajo y en el hospital de día y de noche.
Sin preocuparse por el futuro en su carrera como modelo, Bulokhova ha encontrado una familia.