Las limitaciones se encuentran en la mente; sin importar el origen de una persona, con determinación, esfuerzo y valor se puede salir adelante y sortear cualquier obstáculo.
Así lo demostró Ricardo Pedro Pablo, un joven oaxaqueño de raíces indígenas que vendió frutas desde niño para poder ayudar a su madre y vendió dulces para conseguir pagar sus estudios.
En 2011 viajó a la Ciudad de México para estudiar Química en la UNAM
“Llegué sin nada, solo con lo que traía puesto, si dinero, no conocía a nadie”.
“Mis papás me enseñaron a no rendirme nunca”
Pero para lograr su meta, debió hacer varios sacrificios. Ricardo no tenía tiempo para trabajar porque sus estudios eran muy demandantes, pero necesitaba dinero así que se puso a vender dulces a sus compañeros de clase para poder mantenerse durante su carrera.
Repasaba sus asignaturas día y noche, para destacar tenía que poner todo su esfuerzo, ya que titularse como licenciado no era lo único que él buscaba…
… Quería obtener su doctorado
Mientras estaba en la Facultad de Química de la UNAM recibió la noticia de que había sido aceptado para cursar el doctorado en Fisicoquímica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos.
Sus esfuerzos valieron la pena
Obtuvo una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para viajar a Boston y así cumplir su sueño.
Se convirtió en orgullo de su familia y en inspiración para miles de jóvenes
Actualmente trabaja en investigaciones con el propósito de generar materiales para usos electrónicos. A pesar de que su historia parece extraordinaria y de que ha cumplido muchas metas, él insiste en que su principal propósito en esta vida es ser feliz.