La naturaleza humana nos convierte en guardianes. En algunas ocasiones las frivolidades y prisas de la vida nos hacen descuidar nuestro lado altruista, pero si todas las personas lucháramos por cambiar el materialismo por la austeridad, la envidia por la admiración, el ego por la humildad y pusiéramos amor en cada una de nuestras acciones, sin duda se germinaría la semilla de un mundo mucho más benévolo para las futuras generaciones.
El chico de las siguientes fotografías es un muy claro ejemplo de generosidad que debemos seguir. Nadie conoce su nombre, pero como muchos otros héroes anónimos, dedicó unos minutos de su tiempo y un poco de lo que tenía para hacer feliz desinteresadamente a un hombre desamparado que vive en la calle. La acción fue simple pero significativa: le obsequió un par de tenis nuevos para que tuviera algo que calzar. El resto nos lo dice el rostro del hombre que recibió el amable gesto de generosidad.