Cada vez que se habla de las víctimas del Titanic, solemos enfocarnos siempre en los humanos, aunque la verdad es que algunos de ellos iban acompañados de sus mascotas, entre las cuales solo 3 lograron sobrevivir.
Conoce la historia de Ann Elizabeth Isham y su gran danés
Entre los pasajeros de este magnífico barco se encontraba Ann Elizabeth Isham, una mujer de 50 años de edad, quien acompañada de su mascota, un gran danés, viajaba de París con destino a Manhattan para pasar el verano con su hermano.
Su historia jamás había sido contada
Ann Elizabeth terminó siendo una de las cuatro mujeres de primera clase que perdieron la vida en el fatídico accidente. Sin embargo, antes de su muerte rechazó la posibilidad de salvarse, pues no quería dejar solo a su perro a bordo de un barco que estaba destinado a desaparecer en la inmensidad del océano.
“Nunca te abandonaré”
La cuestión era sencilla, sobrevivir junto a su amada mascota o quedarse con él hasta el último momento. Como el gran danés de Lizzy era demasiado grande para poder entrar en uno de los botes salvavidas, decidió acompañarlo a costa de lo que fuera.
Días después del hundimiento, una brigada de rescatistas encontró a Lizzy y a su mascota muertos. Sus brazos congelados rodeaban el cuello de su perro. Se dice que la mujer dio su último suspiro abrazando a su fiel y querido amigo.
Su gran historia se repitió
A bordo del Titanic iban alrededor de 13 perritos más acompañando a sus dueños, de los cuales solo 3 lograron sobrevivir debido al ingenio de sus amos por mantenerlos con vida, los cuales fueron:
Un pekinés llamado Sun Yat-sen, que pertenecía a la familia Harper; pudieron subir a uno de los primeros botes salvavidas.
Una perrita de raza pomerania llamada Lady, que viajaba con su dueña Margaret Hays, quien logró envolverla en una manta, haciéndole creer a la tripulación y al resto de los pasajeros que se trataba de un bebé.
Otro perro pomerania, cuyo nombre se desconoce y pertenecía a una pasajera llamada Elizabeth Barret Rothschild. Ella y su perro sobrevivieron, mientras que su esposo no pudo hacerlo.
Increíble historia de amor, ¿verdad? No cabe duda que existen personas que aman a sus mascotas, a grado tal de dar la vida por ellas.