La mayoría de las veces no nos damos cuenta que hemos perdido amigos hasta que se nos ocurre voltear hacia atrás y vemos que aquellas personas con las que tanto nos divertíamos y pasamos algunos de los mejores momentos ya no están.
¿Qué ha pasado con la relación de amistad que tenían? ¿Por qué se habrán perdido tan de repente?
En todas las relaciones el vínculo tiene un nivel de importancia diferente según la cadena afectiva, y la amistad se encuentra en la última posición de éste; no porque sea la menos importante, sino porque es aquella que con el pasar de los años y a pesar haberla dejado de lado sigue viva.
¿A qué se debe dicha solidez? Se debe nada más y nada menos que a la libertad con la que decidimos que esa persona podría formar parte de nuestras vidas. Esto según estudios de Emily Langan, profesora de comunicaciones de la Universidad de Wheaton.
Precisamente es esa libertad la que antepone cualquier otra relación antes que una amistad. La pareja, la familia, los hijos; todo va antes que la amistad.
Esta relación no es como un matrimonio o romance, porque no tiene una estructura formal. Si no hablas con tus padres o con tu pareja durante un mes, algo anda mal; sin embargo, tener una pausa tan larga en la comunicación entre amigos es algo común.
La respuesta se encuentra en que las amistades son el reflejo de nuestra personalidad.
Existe un sinnúmero de encuestas que sugieren que estas relaciones van cambiando a medida que vamos envejeciendo, pero tienen un perfil específico, pues cada una de las personas que han sido tus amigos desde la infancia tienen algo en común; todas, en alguna fase de su carácter, tienen algo de ti. Incluso aquellas a las que terminaste odiando en su momento.
En la infancia un amigo es aquel con el que puedes jugar, en la adolescencia es el apoyo y la comprensión mutua; pero la juventud es el mejor tiempo, pues es entonces cuando la relación amistosa se torna más profunda e importante.
Esta es la edad en la que buscas a aquellas personas que comparten tus valores y forma de pensar; es esta época en la que puedes dedicar todo tu tiempo a los amigos.
En la adultez las amistades valen oro, pues es cuando te encuentras más seguros de ti mismo. Ya sabemos quienes somos exactamente y que es lo que realmente queremos y necesitamos a nuestro lado.
Es por esto que las amistades en la edad adulta son aquellas que siempre estarán con nosotros, aunque se encuentren a distancia.
Otra investigación de la Universidad de Ohio reveló que es muy importante que las personas sientan que la constribución a su amistad es equivalente; es decir, que reciben lo que dan.
Si ambos amigos sienten devoción y se saben capaces de dar, la amistad va a durar para siempre.
Por otra parte, la relación de la amistad con las redes sociales ha modificado la forma de vivir una amistad. Hoy las amistades son más complejas y con menor afecto; sin embargo, el tener un red social en la adultez nos puede ayudar también a encontrar aquellos amigos que creías habías perdido de toda la vida, pues en la mayoría de los casos, se vuelven a ver.
Para el autor de esta investigación, William Rawlins, los enemigos principales de una amistad son la cortesía y las circunstancias. Para él, una amistad depende de las circunstancias de la vida; de cuánto se tiene que hacer en la vida como trabajar, cuidar a nuestros hijos y padres. Sin embargo, los amigos adultos e independientes pueden cuidarse de sí mismos, por lo tanto en ocasiones los olvidamos.
En la investigación de Emily Langan se demostró que las que personas creemos que tenemos que ser corteses con nuestros amigos y tememos imponer nuestra compañía. Dice Langan que creemos que ya no podemos gritar, como en la infancia; pero esto no debe ser de ese modo, pues así le estamos quitando intimidad a nuestra amistad.
Para Rawlins, aceptar seguir en esa compenetración de la intimidad como cuando se era joven también ayuda a seguir considerándose los mejores amigos, a pesar de experimentar periodos prolongados de silencio.
Estos investigadores nos han dado la respuesta para no seguir perdiendo amistades, y tal vez el seguir tratándonos como cuando éramos pequeños es la chispa necesaria para conservar amistades de toda la vida.
Mira lo que pasa con este pequeño y útil experimento para hacer amigos.
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