Desde hace 10 años Tommy Conolly no sabía nada de su prima. Él es un estudiante de la Sunshine Coast University en Queensland, Australia; y en diciembre del año pasado ella le cambió la vida para siempre.
De pronto un día, de la nada, la prima lo contactó por Facebook y reanudaron su relación; sin embargo no pudieron reunirse de inmediato debido a que él se encontraba de vacaciones escolares y entrenando a tope como velocista de alto nivel.
Cuando regresó y se reunió con su prima se llevó una triste sorpresa: ella era una joven de 17 años sin hogar y con 23 semanas de embarazo. No llevaba zapatos y solo tenía una mochila llena de ropa.
Alarmado por la situación, no dudó en llevarla a su casa y ayudar a su prima Angela.
“Cuando fui a buscarla y me contó su situación, fue muy duro para mí escucharlo, porque cuando éramos niños era mi prima pequeña favorita. Yo creía que estaba perfectamente y no era así en absoluto. Vivía en las calles, era adicta al shabú (clorhidrato de metanfetamina) y hacía cosas terribles para conseguirlo. No tenía nada”.
La chica no concluyó ni siquiera los estudios de primaria, pues sus padres tuvieron problemas financieros y terminaron en la calle, falleciendo al poco tiempo. Ella había consumido drogas desde pequeña y lo hizo hasta los 15 años, pero a los 16 quedó embarazada y el padre de su bebé estaba en la cárcel por tráfico de drogas.
“No era culpa suya, sólo es una niña pequeña que necesita ayuda. Obviamente no iba a dejar que se quedara viviendo en la calle”.
Debido a sus condiciones las autoridades le iban a quitar al bebé; sin embargo Tommy se hizo cargo de todo y buscó la forma legal para poder hacerse responsable del pequeño y de ella. Trabajó durante las vacaciones en una frutería y consiguió 2800 dólares, lo suficiente para hacer frente a los primeros gastos.
Conolly tuvo que dejar por un tiempo sus entrenamientos para trabajar más y ganar más dinero. Volvió a clase y fue cuando el 17 de marzo nació el pequeño, y aunque él estaba cansado de estudiar y trabajar no le importaba.
“Al día siguiente fui a clase. No había dormido, pero quería contárselo a todos, Yo sólo grabé y corté el cordón umbilical”.
Las buenas noticias comenzaron a surgir cuando Liam, el hermano mayor de Tommy, se enteró de todo. No dudó en realizar una colecta y contar la historia de Angela; al poco tiempo recolectó 50 mil dólares. Ese dinero les ha ayudado hasta ahora, y él no ha dejado de trabajar y sigue estudiand; sin embargo hoy se sienten más tranquilos sobre el futuro de la pequeña familia que han formado.
Tommy aseguró el futuro del bebé adoptándolo legalmente, para lo cual pasó los últimos meses del embarazo en reuniones con diferentes departamentos, firmando formularios, siendo evaluado y monitorizado, buscando financiación, abriendo cuentas bancarias y ejerciendo además como padre, acudiendo con su prima a las revisiones médicas.
“Ahora ella está lejos de las drogas, de la violencia, del drama. ¡Le conseguí también un gatito! Acaba de aprobar el carnet de conducir, ha ido al dentista a mejorar su dentadura y mejora su lectura y escritura, y está motivada para tener la educación que nunca tuvo”.
Tommy confesó que al principio todo lo hacía por Angela, pero las cosas cambiaron cuando nació el bebé. Cuando lo conoció dijo haber sentido un vínculo especial por él; sintió como si fuera su hijo y ahora piensa asumir el rol como su tío/padre.