Existen maravillosos trabajos fotográficos que nos muestran la belleza de la naturaleza, imágenes capturadas en el momento justo y retratos familiares que nos recuerdan los valores del ser humano, como si se tratara de un ser casi perfecto. Sin embargo, solo unos cuantos se atreven a revelar mediante su trabajo visual el lado más oscuro de la vida: la violencia, la depresión, el abandono y las adicciones.
Tal es el caso del talentoso Jeffrey Stockbridge, quien trabajó en una galería en la que resalta la dura vida de una comunidad en Philadelphia que se ha vuelto famosa porque sus pobladores abusan del consumo de narcóticos. Ahora el vecindario es temido por considerarse un sitio peligroso y repleto de delincuentes, pero… ¿qué hay detrás de estos seres humanos? Una imagen vale más que mil palabras y Jeffrey lo supo reflejar muy bien.
“El objetivo de mi trabajo es que las personas logren relacionarse de una manera fundamentalmente humana pese a las diferencias que en ellos se perciben. Por eso confío en la sinceridad de los que se dejan fotografiar para ayudarme en el proceso”, Jeffrey Stockbridge.
Ante la maravillosa respuesta de los participantes en las intensas jornadas de sesiones fotográficas, Jeffrey comenzó a sentirse en confianza platicando con los adictos y escuchando sus historias. Sin duda su labor no solo servirá para dar a conocer las condiciones de vida en esta comunidad para crear conciencia sobre el consumo de narcóticos, sino que los ayudará a expresar todo el dolor reprimido por una sociedad que tiende a discriminar a los marginados.
“No solo hago esto por drogas, lo hago porque quiero comer, comprarme algo de ropa, disfrutar de las cosas pequeñas. Un día tuve una vida normal, pero realmente creo que si hubiera sido para mí, mi familia me diría: ‘ven, María, regresa’. Pero eso no va a pasar, aunque de haber una manera lo haría sin dudarlo”, María, una de las adictas en esta galería que tuvo que recurrir a la prostitución para solventar sus gastos.