Es raro que para un fotógrafo de arte como Valerio Vincenzo se interesara en pasar los últimos 9 años de su vida capturando en imágenes los límites internos de la Unión Europea; 26 países y 16 mil 500 kilómetros para cruzar de la manera más libre posible, y más cuando se trata solo de fronteras.
Lo que Vincenzo logró con esta aventura fue una galería llena de paz y tranquilidad que llegarás a pensar que estos lugares jamás han sido líneas fronterizas. Tranquilas aduanas abandonadas, playas y bosques quietos alejados de vigilancia incluso te harán dudar que son fronteras.
Su proyecto denominado Borderline, The Frontiers of peace -Límites, Las Fronteras de la Paz- ha recorrido el mundo gracias a la UNESCO de París. Y es que su inspiración fue nada más y nada menos que el Acuerdo de Schesngen de Europa.
Desde la Guerra Fría y hasta 1995, era inconcebible que alguna persona se acercara a las fronteras sin ser atacado por las guardias civiles y sin ningún tipo de violencia, por lo que él quiso retratar esta esencia y tranquilidad que ahora evoca cada una de las fronteras.
“Muestro imágenes que son muy diferentes de lo que nosotros tendemos a asociar con la noción de fronteras: vallas, alambres de púas, patrullas. Al mostrar paisajes fronterizos muy tranquilos y pacíficos, cuestiono el significado actual de las fronteras entre países. Quiero hablar sobre las fronteras del futuro, más que de las fronteras del pasado”.
La fotografía favorita de este artista italo-francés, es la de la frontera de Italia y Suiza con la nieve por su composición simple y especial; ¿cuál es tu favorita?