Seguramente en algún momento de tu vida has escuchado hablar de los Moáis de las Islas de la Pascua, en Chile. Sus cabezas son reconocidas porque existen 887 figuras labradas en toba de cono volcánico Rano Raraku por los nativos isleños. Además, su gran tamaño (4 metros de altura y aproximadamente 14 toneladas de peso) atrae a miles de turistas sólo para conocerlas.
Los arqueólogos encargados de su estudio, dirigidos por Jo Anne Van Tilburg, de la Universidad de California, han desenterrado los cuerpos de algunas Moáis que sólo mostraban sus cabezas.
Quedan cerca de 150 estatuas enterradas a varios metros de profundidad, de las que únicamente son visibles la cabeza y parte del torso. Se cree que están también tienen un cuerpo completo.
1. Gracias a la enormidad de los Moáis, el mercado negro no ha podido robarlos
2. Arqueólogos saben desde 1914 que las cabezas tienen cuerpos completos
Las investigaciones no siguieron en ese entonces debido a que no se tenían los recursos suficientes para las excavaciones necesarias.
3. Esta cultura polinesia ha sido motivo de investigación paranormal
Las investigaciones de eventos paranormales hacia los primeros pobladores de esta parte de la Polinesia se da luego de ver las posiciones y ubicaciones de cada cabeza. Se sabe que eran buenos en astrología y está la hipótesis de que pudieron tener comunicación con otros planetas.
4. El comienzo de las excavaciones intensificó el turismo
Con el comienzo de las excavaciones en el 2000 se atrajó a más público para observar lo que sucedía en esta isla. En 2012 la web del proyecto, de poco tránsito hasta entonces, empezó a recibir la visita inesperada de 3 millones de internautas diarias.
5. Es la única investigación arqueológica que permite que ingrese público
A nivel mundial, estas son las únicas excavaciones que permiten el paso del público. La investigación lleva ya 15 años de haber iniciado.
6. Se han descubierto nuevos petroglifos
Con el descubrimiento de los torsos de esos gigantes de roca se ha logrado entender más a la cultura Rapanui. Los petroglifos marcados en el pecho y espalda han descrito su trasfondo histórico.
7. El hombre no las enterró
La acción de la naturaleza y el tiempo sólo dejaron las cabezas al descubierto. Y aunque la investigación a concluido que los Moáis se erigieron en el mismo lugar en el que fueron encontrados, existen algunas teorías de que estos fueron arrastrados hasta su lugar y fueron colocados en pedestales de piedra.