La belleza del ser humano va más allá de las razas, las costumbres y las ideologías. La diversidad le otorga puntos extra al desarrollo del homo sapiens, de manera que aspectos físicos como el color de la piel, el tamaño corporal, los rasgos y las texturas no son nada en comparación con la estética que podemos encontrar en gestos genuinos como la sonrisa de un niño.
La simple existencia humana puede ser motivo para encontrar esbozos espirituales en cada detalle: el ceño fruncido por la preocupación de un padre, la frente en alto por pertenecer a una minoría de la población, la ilusión en la mirada al estar a punto de emprender un viaje y la dulzura con que un pequeño ser duerme en la tranquilidad de la naturaleza, nos manifiesta más emociones que cualquier composición musical, obra plástica o poema. La siguiente galería recauda fotografías de varias partes del mundo, en las que se congeló en close ups la magia de la raza humana en diferentes situaciones, recordándonos nuestras raíces y lo importante que es respetar el origen de todas las etnias.