“Son mis amigos por veinte minutos”, dice el fotógrafo noeyorquino Bruce Gilden cuando habla de las personalidades que conforman su nuevo libro de fotografía intitulado Face. Durante varios años ha recolectado incontables retratos de personas que nunca son bien vistas o son ignoradas en la multitud.
Sus caras por lo general son extraordinarias cuando son examinadas por un artista como Gilden. Las personas retratadas son originarias de distintas partes de Inglaterra, EEUU y Colombia, y el libro es resultado de becas obtenidas en esos países.
Encontró a muchos de sus rostros en comunidades, ferias, y los lugares más distintos. Asegura que no busca lo raro, sino una conexión inmediata e indescriptible. Busca algo que reconoce en sí mismo: “Estoy dentro con ellos”, dice.
Asegura que se siente más cercano con aquellas personas que parecen haber tenido una vida difícil, y cuyas caras están talladas por la experiencia. Asegura que no es una elección consciente cuando se trata de elegir a un modelo de retrato.
Divide a los sujetos en tres categorías: los que retrata para seguir con el trabajo, los que son como una apuesta, y los “asesinos”, con los que siente la necesidad urgente de retratarlos. Antes de publicar las fotografías, el artista pidió permiso, y se dio cuenta que muchos de ellos realmente querían ser reconocidos.
Una mujer, luego de una sesión de fotos, dijo simplemente: “Soy hermosa”. No era una belleza excepcional estándar, dijo el fotógrafo, pero explica que mediante el acto de reconocerla, fue capaz de entender que en su juventud, probablemente así fue.
Face recopila 50 de esos retratos. Todos son caras que resultan extraordinarias por distintas razones. Tal vez son los rostros con los que convivimos pero que nadie observa del mismo modo que el artista.
Durante dos años, buscó a sus personajes. Gilden empezó con la fotografía en los años 60 y desde entonces se ha vuelto uno de los más famosos fotógrafos del mundo.