Hay reacciones naturales que ejerce nuestro cuerpo por encima de la consciencia, como un sistema de alerta. Por ejemplo, la sensación de náuseas nos previene al vómito, fruncir el ceño evita respirar, cerrar con fuerza los párpados impide que entre agua o suciedad, y salivar cuando probamos algo ácido hace que se diluyan las probables sustancias tóxicas.
Por ello al comer cítricos, hay reflejos que escapan de nuestra voluntad, y hacemos gestos como fruncir el ceño, cerrar los ojos y torcer la boca.
La fotógrafa April Maciborka, captura en la galería que verán a continuación, las mejores muecas de pequeñitos paladeando el sabor del limón por primera vez.