Al comer ingerimos carbohidratos, proteínas, grasas, azúcares y ácidos que pasan a nuestro torrente sanguíneo y son distribuidos a diferentes órganos y tejidos para que se llenen de energía. Por lo tanto, tener hambre es una necesidad fisiológica natural con la que el cuerpo se revitaliza para seguir con sus actividades cotidianas.
Según los especialistas, mientras más tiempo pase entre tu última comida, la cantidad de nutrientes disminuye en tu torrente sanguíneo. Si estos nutrientes descienden demasiado, el cerebro interpreta a la falta de alimento como una amenaza de vida, y esto a su vez, te produce irritación. ¡Sí, te enojarás como un demonio!
¿Por qué? La respuesta es simple: de todos los órganos de nuestro cuerpo, el cerebro es uno de los que más consume energía y sobretodo depende de bastante glucosa para funcionar. Por eso, cuando tenemos hambre comenzamos a volvernos más torpes, cansados, y nuestro cerebro no sabe comportarse.
Entonces, debe decidir entre ser una persona amable y sociable o una que pueda trabajar; sin embargo no podrá realizar ninguna porque la falta de energía se lo impide. Pero además de la falta de concentración, tendemos a enojarnos porque nuestro cerebro le pide a las hormonas que se liberen para aumentar los niveles de glucosa en la sangre.
Entonces libera cuatro hormonas principales que pueden ayudar a regular los niveles de glucosa: la hormona del crecimiento de la glándula pituitaria, el glucagón del páncreas, la adrenalina y el cortisol, parte de las glándulas suprarrenales. Estas últimas son dos hormonas que provocan el estrés cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles.
Otra de las razones por las que el hambre está vinculada a la ira es que se controla por los genes. Es decir, que si en tu genética hubo mal genio, probablemente tu también lo tengas a la hora de tener la necesidad de comer.
Ya lo vimos, existen varias formas por las cuales nos hacemos más propensos hacia la ira cuando tenemos hambre. Por eso, para evitar llegar a la irritabilidad, lo mejor es comer algo entre una comida y otra.
Lo más recurrente, cuando se está en este estado, es que al cerebro se le antoje la comida chatarra como chocolates, papas fritas o sodas, debido a que estos alimentos producen grandes niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo si los consumes como un alimento previo, el bajón de azúcar vendrá más rápido y esto ayudará al sobrepeso.
Así que ahora, antes de dejar pasar bastante tiempo sin comer, lo mejor será que lleves barras energéticas o algún fruto en tu bolsillo, para que no te conviertes en esa persona endemoniada por falta de comida.