Según la ONU las minas antipersonales matan al año entre 15 mil y 20 mil personas en todo el mundo, y hieren y mutilan a muchas más. Muy pocos países tienen el valor que supone localizarlas y extirparlas según los métodos tradicionales (detector de metales o perros adiestrados); sin embargo, en lo últimos años se ha desarrollado un nuevo sistema que parece ser efectivo y barato…
Sí: ratas gigantes. Pero no cualquier tipo de rata, se trata de la Cricetomys gambianus, rata característica del África Subsahariana de gran olfato que llega a medir 80 cm (incluyendo su cola) y pesar entre 1 y 3 kilos.
Bart Weetjens es un ingeniero belga que lleva casi una vida conviviendo con roedores, pues estableció una relación especial con ellos desde los 9 años, cuando le regalaron un hámster por su cumpleaños. En los 90, mientras el mundo debatía cómo y cuándo acabar con el uso de minas antipersona, Weetjens decidió dejar su empleo e investigar cómo podía mejorar el proceso de limpieza de minas. Viajó a Angola y a Mozambique, donde participó en sesiones de entrenamiento con perros; pero muchos de ellos, después de varios meses, morían enfermos. La inspiración final llegó cuando descubrió diversos artículos sobre científicos estadounidenses que en los 70’s habían trabajado con ratones para la localización de explosivos en aeropuertos.
En el 2000 Bart se sumerge en el trabajo sobre el terreno en Tanzania en colaboración con la Sokoine University of Agriculture, y finalmente en 2003, en Mozambique, realizan la primera prueba en campo real de minas con buenos resultados.
Las ratas heroínas son realmente buenas en su trabajo y resultan mucho más efectivas que perros y personas. Tienen un sentido del olfato muy desarrollado y pueden detectar no sólo explosivos metálicos sino también los que están recubiertos de plástico. Además, las minas no explotan si una rata las pisa, pues su peso no es suficiente para activarlas. Sólo como comparación: mientras dos roedores tardan una hora en buscar minas en 300 metros cuadrados de tierra, dos personas con detectores metálicos necesitarían dos días para cubrir la misma extensión.
Actualmente las ratas gigantes de Bart Weetjens han limpiado más de un millón de metros cuadrados, sobre todo en Mozambique.
Son animales muy sociables, aprenden rápidamente y, al contrario que los perros, no establecen un vínculo particular con sus instructores sino que trabajan de igual forma para cualquiera que las recompense con plátanos y crema de cacahuete.
Estos roedores son muy abundantes en Tanzania, están acostumbrados a desenvolverse en condiciones duras, son muy resistentes a enfermedades y su alimentación y cuidado resultan económicos.
Su entrenamiento es realmente sencillo: los adiestradores comienzan a trabajar con ellas cuando tienen sólo cuatro semanas de edad. Las entrenan para que asocien un “clic” con un premio de comida y después las recompensan cuando entre varios agujeros son capaces de encontrar el que contiene explosivo. Después se las enseña a buscar minas en el exterior y, tras el aprendizaje, una rata debe encontrar todas las ocultas en un área de 400 metros cuadrados. Sólo si realizan esta prueba a la perfección reciben su acreditación como “HeroRATS”, aunque aún deben pasar un último test de la International Mine Action Standards antes de ser enviadas a trabajar en otros países.
Mientras unas entrenan para su futuro como buscadores de minas, otras ratas son preparadas para detectar si una persona tiene tuberculosis oliendo su esputo. Las ratas han identificado más de 2 mil 300 casos de tuberculosis que la observación tradicional por microscopio había declarado erróneamente negativos.
Mientras que un técnico de laboratorio puede procesar unas 40 muestras por día de tuberculosis, las ratas tardan menos de siete minutos en analizar la misma cantidad de muestras.
No ha sido fácil convencer a la comunidad internacional de que las ratas detectoras de minas son viables, pero HeroRats ya es patrocinado por individuos a través del programa Adopte una rata.
En 2008 y 2009 alrededor de 30 ratas acreditadas como HeroRats recorrieron más de un millón de metros cuadrados en Mozambique descubriendo casi 400 minas y otra artillería.
Según la ONU aún hay 9.6 millones de metros cuadrados que deben ser registrados.
Ninguna de las ratas heroínas a muerto en su servicio.
Protector solar se utiliza para mantenerlos sanos y libres de cáncer.
Las ratas se retiran después de 4 o 5 años, o cuando pierden interés en trabajar; 6 mil 590 dólares son necesarios para capacitar a cada una.
Tras dedicar sus días a tan beneficiosas ocupaciones, a estas ratas les espera una jubilación que no desagradaría a muchos. Cuando llegan al final de sus vida laboral, pasan a un programa de cría para la próxima generación de HeroRATS.