El misterio ha sido resuelto, al parecer encontramos el por qué nuestras huellas se quedan en cualquier lugar que toquemos, y es que además de ser únicas e intransferibles, las huellas digitales se convierten en nuestras más íntimas cómplices de todos lo que hacemos ¡todo!
¿Listos para la respuesta?
Es de lo más sencillo y fácil de descifrar, todo se debe nada más y nada menos a que en nuestros dedos contamos con una decena de glándulas sudoríparas en cada una de nuestras líneas de las huellas, así que mezclando el sudor con la grasa natural de la piel da paso a las huellas dactílares, sí, no es más que un efecto de la mezcla del sudor y la grasa que produce nuestro cuerpo para mantener hidratada la piel.