Hay quienes piensan que las personas que dicen muchas groserías son maleducadas o vulgares, pero según un nuevo estudio, si tienes un lenguaje poco ortodoxo no tienes nada de que avergonzarte, ya que tu vocabulario es más amplio.
Recientemente se publicó en la revista Ciencias del lenguaje una investigación a cargo de los psicólogos de la Universidad Marist y el Colegio de Artes Liberales Massachusetts. El estudio asegura que las personas que dicen groserías no sólo tienen un mejor vocabulario, sino que también tienen mucha más fluidez al momento de hablar y son mejores en la mayoría de los aspectos relacionados con el lenguaje.
Para desarrollar su investigación, los expertos realizaron dos experimentos con voluntarios de edades entre 18 y 22 años. En el primer experimento pidieron a 43 personas (30 de las cuales eran de sexo femenino) que dijeran la mayor cantidad de groserías que pudieran en 60 segundos. Después de eso deberían hacer lo mismo, pero con nombres de animales.
El segundo grupo del experimento estuvo conformado por 49 participantes del mismo grupo de edad (34 de las cuales eran mujeres) y en esta ocasión tuvieron 60 segundo para escribir malas palabras que comenzaran con la letra A, enseguida se les dio el mismo tiempo para que anotaran nombres de animales que empezaran con la misma letra.
De la misma manera que el primer grupo, rindieron una prueba estandarizada de lenguaje. Y en base a estos datos, los psicólogos y expertos en lenguaje examinaron las respuestas de los voluntarios y sacaron conclusiones.
El experimento dio como resultado que quienes tenían mayor cantidad de groserías en su vocabulario también eran capaces de acceder a más palabras normales en menos tiempo, ya que sus habilidades de lenguaje son mucho más rápidas.
Además de que aquellos que tienen un lenguaje poco ortodoxo tuvieron mejores resultados en las pruebas estandarizadas del lenguaje, sin importar el sexo; y tanto hombres como mujeres eran igual de buenos a la hora de maldecir.
Decir groserías implica tener un lenguaje más amplio, debido a que la gran cantidad de malas palabras en el vocabulario demuestra que la persona es capaz de llegar más rápido al vocablo que necesita para cubrir lo que quiere decir, tanto con palabras normales como con malas palabras.
Sin importar lo que se cree, las personas que tienen habilidad para maldecir también son muy creativas para armar discursos o respuestas elaboradas, ya que tienen un lenguaje rico y pueden diferenciar perfecto entre lo que es grosero y no; además de saber cuándo es el momento adecuado de utilizarlas.
En pocas palabras, las personas que maldicen frecuentemente poseen inteligencia verbal, en lugar de una deficiencia lingüística como se cree.