Los celos son parte de la naturaleza humana y son la respuesta que tenemos frente al temor de perder el cariño de una persona a la que queremos mucho. De hecho, es normal que los sintamos alguna vez en la vida.
Pero también existe una enfermedad llamada celopatía, que es cuando los llevas al extremo de una forma enfermiza. Este sentimiento se convierte en algo irracional, obsesivo y provoca conductas fuera de lo normal.
Todo en exceso es malo
Debbi Wood es una mujer inglesa de 43 años a quien se le ha dado el título de “La mujer más celosa del mundo”. Ella padece de una enfermedad llamada síndrome de Otelo, que provoca celos delirantes.
Sin embargo, esto no ha impedido que encuentre el amor y desde el 2011 mantiene una relación con un hombre de 31 años llamado Steve Wood, quien ha tenido que soportar los celos extremos de su pareja.
Todos los días, Steve es sometido por su chica a diferentes pruebas para poder comprobar su fidelidad.
“Estoy dispuesto a aguantar, porque sé que somos almas gemelas. Ella es muy especial para mí y un poco de celos por aquí o por allá no van a cambiar eso”, dijo.
Sabía en lo que se estaba metiendo
Recientemente la pareja decidió casarse, pero antes de que lo hicieran Debbi cambió su apellido para que las personas supieran que Steve ya estaba comprometido y que sería su esposo.
Debido a sus celos obsesivos, ella debe comprobar varias veces al día que su ahora esposo le es fiel. Para hacerlo, revisa las cuentas de correo electrónico, el teléfono y los estados bancarios de su marido. Además, le tiene prohibido ver mujeres en revistas y en programas de televisión. Instaló filtros de seguridad para niños en su computador portátil y el teléfono móvil para que no pueda ver imágenes explícitas de mujeres.
De acuerdo con Debbi, todo esto comenzó porque un día descubrió a Steve viendo un comercial de una rasuradora femenina, por lo que pensó que estaba viendo a la mujer en la pantalla y creció su temor de que él pensara que ella era sexy.
El amor está en todas partes
La pareja se conoció en línea hace siete años, cuando una amiga los presentó a través de Facebook. Luego de intercambiar mensajes, ambos decidieron verse frente a frente.
Yo sabía que nuestro destino era estar juntos, luego de nuestro primer beso bajo el Puente de Londres. No era mi intención enamorarme de nuevo, ya que mi última relación me dejó muy lastimada, pero Steve me robó el corazón.
Después de irse a vivir juntos, los celos se intensificaron, ya que ella se pasa el tiempo pensando que él puede enamorarse de otras mujeres que sean más sexis.
Sin embargo, la unión se mantiene principalmente porque él sabe que los celos de su esposa tienen una causa ajena a la simple desconfianza y con esto demuestra que, aunque a veces es difícil, cuando se quiere se puede.