La empresa Algordanza, con sede en Suiza, ha creado un enfoque fascinante a lo que ellos llaman el “diamante de los caídos”, un proceso especial para convertir las cenizas mortuorias de un ser querido en un verdadero diamante.
Este proceso químico que extrae el carbono de las cenizas de los difuntos comenzó en el 2004 y en los últimos años ha logrado una gran aceptación en el mercado, alcanzando actualmente una recepción mensual de entre 40 y 50 urnas fúnebres procedentes de todo el mundo.
Esta empresa recoge las cenizas y las traslada a sus laboratorios en Suiza, donde comienza el proceso. El carbono se calienta para después convertirlo en grafito, enseguida el grafito se calienta a un máximo de 2.700 grados fahrenheit y se somete a fuerzas tan altas hasta de 870.000 libras por pulgada cuadrada. Las cenizas son tratadas sin hacer ningún tipo de manipulación en su color, el diamante determinado va del color blanco al azul oscuro, todo eso depende del contenido de las cenizas de los difuntos.
Los familiares del difunto pueden escoger entre joyas de 0.3 hasta 3 quilates y los precios son de 4.259 francos suizos (4,474 USD) para un pequeño diamante sin ningún servicio adicional.
El proceso dura de cinco a seis semanas. La compañía afirma que el proceso de transformación es posible debido a que para la creación de un diamante es necesario el carbono, y el cuerpo humano proporciona un 18%. Algordanza es capaz de extraer y utilizar el 2% de carbono que queda en las cenizas.
Este diamante humano requiere de 500 gramos de cenizas, esto quiere decir que una pequeña parte del cuerpo humano deja en promedio entre 2.5 a 3 kilos de ceniza, por lo que se pueden realizar un promedio de 5 diamantes por persona fallecida.
Al tener el diamante en bruto, se procede a ser pulido y tallado de acuerdo al gusto del cliente. En caso de querer utilizarlo en un anillo o un collar, se puede optar por engarzar el diamante en una joyería o si no en la misma empresa que elabora este diamante. El diámetro del diamante nunca debe superar los 6 milímetros porque la tecnología no permite fabricar diamantes más grandes.
Es sorprendente ver la innovación que adquieren las empresas del mercado funerario gracias a la tecnología, además de brindar un homenaje a nuestros seres querido a través de esta increíble opción. La cantidad de familias tanto en Europa como en los Estados Unidos que está interesada en transformar las cenizas de su ser querido en un diamante está en ascenso constante.