Dicen que no existe nada tan poderoso como la mente. Tal vez por eso sea la mayor causante de conflictos que ponen en riesgo nuestra tranquilidad y estabilidad emocional. Es un arma de doble filo que puede llegar a someternos y controlarnos, pero también podemos utilizarla a nuestro favor, cambiar lo que no nos gusta y darle un nuevo enfoque a nuestra perspectiva de la vida.
El cuerpo y la mente, son como mapas llenos de misterios y vínculos entre sí, que conforme avanza la ciencia, se van abriendo nuevas puertas y caminos alternos para solucionar problemas que estaban solo en nuestra cabeza. No existe momento en que el cuerpo no refleje lo que siente el alma, por eso es sencillo identificar cuando alguien no está del todo bien consigo mismo por medio de la simple percepción. Terapias como la homeopatía, la acupuntura, metamedicina y análisis bioenergético, entre otras, permiten encontrarle una respuesta y solución a los conflictos internos, traumas, fobias y apegos emocionales negativos que llevan tiempo internados en la mente del paciente.
Tomando en consideración que cerebro y mente son conceptos distintos, y que sabiendo controlar la primera es posible manipular el cuerpo, moldear actitudes y adquirir o eliminar hábitos, hablaremos el día de hoy del poderoso método del tapping.
¿Cómo hacerlo?
La técnica tapping consta de proporcionar suaves golpecitos en ciertos puntos clave del cuerpo, su efectividad está basada en la premisa de que cualquier problema está enraizado a desequilibrios emocionales.
La zona ubicada detrás de la sien, es conocida como la zona del lóbulo temporal, en donde se realizan tareas de reconocimiento sonoro, estimulación del aprendizaje, recuerdos físicos recientes y declaración de hechos en secuencia. El tapping es en realidad muy sencillo, solo consta de dos pasos: los pequeños golpecitos y el acompañamiento de un enunciado que englobe la solución al conflicto que queremos atender. Si la zona del lóbulo temporal es estimulada correctamente, se activará el cerebro ante las modificaciones que pretendamos hacer, como superar miedos, aprender a soltar, mejorar la comunicación, ser más positivo, atraer la prosperidad y el equilibrio espiritual que no se obtiene con tratamientos farmacéuticos.
Esta es la zona para aplicar los ligeros golpes
Antes de comenzar con los golpeteos, es importante seleccionar una frase que vaya de acuerdo al problema que queremos solucionar, o aquello que deseemos conseguir. Se recomienda elaborar el enunciado con elementos de positividad, evitando las palabras de negación para que esto no confunda a nuestro cerebro con señales subliminales.
Por ejemplo, decir Soy una persona delgada en lugar de No soy una persona con sobrepeso.
El mensaje lo dirá la persona en voz alta, y es imprescindible que lo haga con sus propias palabras, deseos, necesidades y valores, no los de alguien más. Luego de mencionar las palabras de afirmación, se procede a los ligeros golpes con las yemas de los dedos y se repite el ejercicio las veces que sea necesario.
Si lo haces con convicción y frecuencia, obtendrás resultados que jamás hubieras imaginado. ¡Inténtalo!