Todos los padres queremos que nuestros hijos crezcan como personas inteligentes, talentosas y llenas de valores.
Lamentablemente, los países de Latinoamérica no se destacan por el nivel académico de niños y adolescentes, quedando por debajo de la media en las evaluaciones de estudiantes -como PISA-; por el contrario, los países asiáticos siempre se posicionan en los primeros lugares.
Por eso debemos tomar algunos de los recursos que utilizan en la cultura oriental para educar a nuestros niños.
1. En los primeros años de vida lo más importante es el cariño
Durante los primeros dos años de vida los padres no se preocupan por que su niño aprenda a hablar perfectamente o aprenda las letras; por el contrario, se esfuerzan por darle todo el amor y atención posibles.
2. Los niños aprenden de sus errores
Al contrario de lo que solemos hacer en Occidente, los padres orientales evitan imponer prohibiciones a sus niños; en su lugar les explican las consecuencias que pueden tener sus actos. Gracias a esto, los niños crecen sabiendo que son responsables de cada una de sus acciones y aprenden a pensar a profundidad antes de llevarlas a cabo.
3. Fuerte sentido de “comunidad”
Mientras en Latinoamérica enseñamos a los niños a velar por sus propios intereses y seguridad, haciéndolos más egoístas y poco empáticos hacia los demás, en Japón crían a sus hijos con un fuerte sentido de “comunidad”.
Esta es la razón por la que los japoneses son buenos para trabajar en equipo y tienen índices muy bajos de crímenes, porque todos se cuidan entre sí y se ven como una gran familia.
4. Desde muy pequeños los niños asisten a talleres de arte, ciencia y deporte
La mayoría de nosotros ha creído que, sin importar lo buenos que seamos en alguna actividad u oficio, siempre habrá un niño asiático que lo puede hacer mejor. Por mucha risa que eso nos cause, es la pura verdad. Los padres japoneses están obsesionados con hacer que sus hijos destaquen, por eso a partir de los tres años, además de inscribirlos en el jardín de niños, lo hacen en talleres de artes, ciencia, matemáticas, danza o deportes.
Por eso muchos niños asiáticos ya tocan instrumentos o practican artes marciales a los cuatro años. A partir de los cinco comienzan a inculcarles disciplina para así prepararlos para la escuela.
5. Son independientes
En Japón y Corea los niños desde los seis años van a la escuela sin compañía, esto gracias a la seguridad que mantiene despreocupados a sus padres, pues saben que sus niños se encuentran bien.
6. Llegan a la escuela sabiendo
Cuando los pequeños entran a la escuela elemental ya saben contar, escribir y leer libros sencillos, esto debido a la importancia que los padres le dan a desarrollar las habilidades cognitivas de sus hijos a una temprana edad.
7. La escuela no solo es para estudiar
Los alumnos también ayudan a limpiar o a servir comidas, para ello se dividen en grupos y trabajan en equipo. Además, se les enseñan valores y se fomentan actividades complementarias como salidas culturales o torneos deportivos.
8. Los padres se involucran en la educación de los hijos
En la escuela los maestros son respetados y dedican todo su esfuerzo a hacer que sus alumnos aprendan, y cuando llegan a casa los niños y adolescentes son apoyados por sus padres en sus deberes escolares. Pero eso no se queda allí: los papás y mamás japoneses saben que la educación es muy importante, así que si su hijo va mal en una asignatura gastan mucho dinero en ayuda profesional para evitar el fracaso académico.
Si bien el sistema oriental de educar es más disciplinado y reduce las horas de ocio de los niños, los padres de Occidente podemos tomar los buenos consejos para complementar la educación de nuestros hijos y asegurarles un mejor futuro.