Comportarnos según las normas de etiqueta no nos vuelve “estirados” ni sumisos ante los retrógradas sistemas sociales, sino que nos da un aire clásico de finura y buen gusto que ya solo unos cuántos saben apreciar. Cosas tan sencillas como mantener la postura, tener buenos modales o ser amable. Ya saben… esos gestos que hoy en día ya casi nadie posee. ¡Nos hemos vuelto unos salvajes!
¿Qué sabemos nosotros de romance si en lugar de enviar románticas cartas de amor, vivimos en una época en la que Whatsapp es el medio más eficaz para hacer sonreír a nuestra persona especial? ¿Qué hay de nuestro buen vestir si los pantalones rotos o deslavados y un look de resaca son la última tendencia entre diseñadores? ¿Qué sabremos nosotros de decencia si para tantas chicas enseñar de más es lucir distinguida? Y claro, mejor ni hablaremos de caballerosidad porque simplemente es una palabra de la que ya casi nadie tiene noción.
o, millennials, nos faltó mucho por aprender. ¡Cuánta razón tenían nuestros abuelos! Lamentablemente la elegancia está de luto, y para muestra la siguiente galería.