Sabes que has madurado, o al menos crecido, cuando reconoces que hay cosas que necesitan limpieza, sobre todo si ya vives solo y no está tu madre detrás de ti para asegurarse de que tu departamento no sea un tiradero.
Comienzas a realizar tareas que antes no te importaban: como doblar la ropa en lugar de solo lanzarla hacia la montaña de prendas que no sabes si están limpias o sucias, pero que pueden aguantar una segunda puesta; sientes ansiedad al tender tu cama porque sabes que la volverás a deshacer; guardas las bolsas del súper para utilizarlas en las labores domésticas; regresas al refrigerador lo que sacaste; depositas los trastes sucios en su lugar y cuando tienes tiempo hasta los lavas. ¿En qué momento te convertiste en ese ente?
No te preocupes, es totalmente normal haber dejado de ser un descuidado y empezar a hacer algo para no morir entre la porquería. De hecho, cuando te diste cuenta de los asombrosos resultados que puedes conseguir con un trapeador y una escoba, empezaste a experimentar la paz que brindan el aseo y el orden, por eso estamos convencidos de que estas 15 transformaciones de la suciedad a la pulcritud limpiarán hasta lo más profundo de tu alma.