Nunca se sabe qué sucede en la cabecita de un niño, y es que pareciera que los más pequeños jamás se cansarán de enseñarle a los adultos cómo deben ser realmente las cosas. Escuchar, distraerse, divertirse, preguntar por todo, amar. ¿Será que conforme vamos creciendo vamos olvidando la verdadera esencia de la vida?
Cosas tan sencillas como posar de forma genuina para una fotografía, restarle importancia a las opiniones de los demás y dar palabras de aliento a un amigo cuando está triste, nos hacen darnos cuenta de que nos falta mucho aprendizaje para estar a su altura. ¿A ti qué te han enseñado los más pequeños?