Llega un momento en el que nos damos cuenta de que, aunque lo aparentemos y lo sintamos, ya no somos jóvenes y, lamentablemente, tenemos que abrir paso al mundo de los grandes, ese al que desde pequeños soñábamos llegar y que ahora nos hemos dado cuenta de que para nada es divertido.
Los tiempos de euforia por salir de fiesta todos los fines de semana, desvelarte innecesariamente y comer lo que sea se desvanecen, pues te das cuenta de que es momento de decirle adiós al complejo de Peter Pan y aceptar con dignidad que los años se hacen presentes en nuestra vida, demostrándonos que, por más que nos aferremos al pasado, el tiempo pasa y la juventud nunca vuelve.
Y si lo tuyo es aferrarte a la juventud eterna, estas 11 señales te harán saber a ti y a todo el mundo que ya no eres tan joven como creías. ¡Que vivan los chavo-rucos!
1. ¿Qué clase de música es esta?
Crees que la música de Maluma y el reguetón son solo cosas para los chavitos y hasta te sientes insultado por sus letras.
2. Las ofensas se hacen presentes
En los lugares públicos dejaron de referirse a ti como “joven” y ahora te dicen “señor”.
3. Los viernes ya no significan lo mismo
La llegada del fin de semana es ahora descanso, ya no se trata de festejar desde el viernes sin parar.
4. Las fiestas también cambian
Dejas de salir de antro o a bares con tus amigos para asistir a baby showers, bodas o fiestas infantiles.
5. Te conviertes en tu mamá
En la lista del súper se encuentran puros productos que son buenos para tu cuerpo y salud, incluso hasta buscas las ofertas y rebajas.
6. Prefieres la comodidad
Dejas de preocuparte por que tu outfit esté a la moda; ahora prefieres estar cómodo antes que lucir bien.
7. Ya no causas ternura
Cuando reniegas o haces berrinche por algo, en vez de lograr lo que quieres, la gente se burla de ti y te tachan de infantil e inmaduro.
8. Adiós a los experimentos
Ya no quieres experimentar con cosas nuevas, ahora sabes lo que te gusta y lo que te hace feliz.
9. Comprendes la importancia de las cosas
Cuidas mejor tu dinero porque ahora sabes lo que cuesta ganarlo. Ya no lo gastas en tonterías y hasta empiezas a ahorrar para el futuro.
10. Ya no te importa aparentar nada
Ya no tratas de encajar en ningún grupo social. Tienes pocos pero verdaderos amigos.
11. La vida sigue
Aceptas que la vida no es fácil y aprendes a vivir con eso.