La escritora Mikki Kendall preguntó a sus seguidores de Twitter qué era lo más terrorífico que los niños les habían dicho, y decenas de madres, padres y niñeras revelaron las frases más macabras que los pequeños habían pronunciado, tan oscuras que no las pueden borrar de su memoria.
Quizás es que la inocencia de los niños los hace vulnerables a este tipo de fenómenos, ¿o es que en realidad no todos los niños son puros y de nobles pensamientos?