¡Y arranca la temporada de frentes fríos! ¿Alguna vez te has preguntado si afuera está helando o si solo eres tú con tus exageraciones? Es muy probable que ambas respuestas sean correctas, sobre todo en esta época del año en la que el frío llega atrasado como si aún estuviésemos celebrando la blanca Navidad.
Cuando tienes mucho frío, a tu cuerpo le pasan cosas inexplicablemente curiosas y hoy intentaremos encontrarles un sentido lógico, sin llegar a la conclusión de que simplemente ya estamos viejitos.
1. Buenas noticias: no requieres baño diario
Los aceites naturales de tu cuerpo lo conservan aseado gracias a la ausencia de calor, así que no tienes que sufrir congelándote a diario… sobre todo cuando el agua está helada.
2. Te encoges
En realidad solo cambia la postura erecta de tu espalda a una curva, esto porque automáticamente contraes las extremidades para concentrar el calor en el centro de tu cuerpo. Se dice que en la medida que el hombre fue evolucionando, algunas razas que poblaban zonas frías se quedaron más chaparritas. ¿Será el caso de los esquimales?
3. Te duelen los pies
La circulación es más lenta en épocas de frío, las arterias periféricas de tu cuerpo se contraen y vasodilatan, provocando que tus manos y pies se sientan aún más helados. Esto suele venir acompañado de una sensación ligera de dolor, cansancio y entumecimiento.
4. Tu nariz se pone roja
No tienes que estar congestionado o enfermo para lucir como Rodolfo el reno. Siempre que haga frío la sangre se concentrará en esta zona para mantener la temperatura regular de tu rostro y evitar parálisis faciales. ¡Además la piel es mucho más sensible con este clima! Así que si estás limpiando tu nariz de los mocos cada cinco minutos, quizá seas tú el culpable de su enrojecimiento.
5. Temblamos
El cerebro manda señales automáticas al cuerpo para producir movimiento y generar calor.
6. Te dan ganas de orinar
Cuando hace frío sudamos menos, y el líquido que ingerimos necesita ser expulsado de alguna manera, de ahí tus ganas constantes de hacer pipí.
7. Los labios y la piel se resecan
La grasa natural de la epidermis es absorbida rápidamente en un clima ventoso y fresco. La ausencia de su humedad natural comienza a agrietar la piel, provocando comezón y partiduras.
8. Adelgazas
Pese a la creencia de que en esta temporada somos más antojadizos y nos descontrolamos comiendo de todo, nuestro cuerpo necesita quemar muchísimas más calorías. Puede que si te alimentas igual que siempre y sin excesos, hasta bajes un par de kilitos.
9. Te pones chipil
Puede sonarte a cliché, pero es completamente normal que cuando hace frío busques el apapacho de los demás, algo así como conservar el calor como pollitos recién nacidos.
10. Te puede dar un paro cardiaco
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Como lo mencionamos al principio, las arterias suelen contraerse y obstruirse cuando hace mucho frío; las personas que padecen enfermedades crónico-degenerativas tienen un riesgo elevado de sufrir infartos. ¡Será mejor que busques una cobijita!