Si uno de tus propósitos de año nuevo es bajar de peso o al menos disminuir la pancita, esta nota te parecerá bastante útil. Siendo honestos, solo un 8 por ciento de las personas que se proponen trabajar en cambios significativos para el año entrante logran mantenerse motivados después del primer trimestre.
Pero no te desanimes porque lo más duro es empezar, y si tú ya lo hiciste llevas gran parte del camino recorrido. Lo más importante para lograr metas como la de obtener ese abdomen plano con el que tanto has soñado para presumir en la playa durante las vacaciones de pascua, es fijarte retos sencillos de cumplir. Si no te encanta hacer ejercicio o no eres de los que se entregan por completo en los entrenamientos del gym, prueba con pequeños pero significativos cambios en tu alimentación y verás cómo pronto obtendrás resultados. Solo sé paciente, constante y haz de estos 10 productos tus peores enemigos.
1. Helado y postrecitos
Uno de vez en cuando está bien, pero no olvides que el consumo excesivo de azúcar te proporciona calorías que, de no gastar en energía… pronto incrementarán tu grasa. ¡Además contiene demasiada manteca!
2. Endulzantes artificiales
Una cosa es cuidar las pequeñas dosis de azúcar que ingieres y otra muy distinta es querer erradicarla por completo y sustituirla con múltiples edulcorantes químicos. Además de que en exceso pueden representar un problema para tu estructura ósea, su efectividad ha sido comprobada y recomendada únicamente para pacientes con diabetes.
3. Aderezos
No se trata de quitarle el sabor a la comida, sino de aprender a disfrutarla sin añadiduras que contengan calorías extra. ¿De qué te sirve pedir una nutritiva ensalada si la vas a bañar con un 80 por ciento de grasa?
4. Goma de mascar
Si bien puede contribuir a que disminuyan tus niveles de ansiedad, el chicle también hace que entren a tu estómago pequeñas bocanadas de aire que lo inflaman. Expulsarlo será sencillo, pero no te librarás de los molestos inconvenientes.
5. Comida inflamante
Por más deliciosos que sean, hay ciertos productos como el picante, los lácteos y los guisantes que inflaman tu estómago al instante… sin importar si eres la persona más delgada del mundo.
6. Papas fritas
De hecho, cualquier alimento frito deberías descartarlo de la dieta de una vez por todas. ¿Te has dado cuenta de que toda esa grasa que te comes son calorías que ni siquiera saboreas? ¡Elige un método de cocción más nutritivo!
7. Comida rápida
Hamburguesas, tacos, pizza… todos esos alimentos son manjares de los dioses que ni siquiera tienes que preparar, pero no confíes en ellos. Si realmente quieres hacerte responsable de tu peso y darle a tu abdomen la apariencia que se merece, piénsalo dos veces la próxima vez que tengas flojera de cocinar.
8. Bebidas gaseosas
Sin decir marcas, sabemos que hay refrescos que simplemente representan un suero de vida que todos estamos acostumbrados a consumir en cada comida. Pero, además del gas y lo que este le provoca a tu aparato digestivo… ¡recuerda las inmensas cantidades de azúcar que contiene!
9. Sal
Aleja el salero lo más que puedas de tu mesa, en especial si tienes problemas de hipertensión; mantener una dieta alta en sodio, además de inflamar tu vientre, te hará retener líquidos.
10. Cerveza
Quizá a estas alturas ya nos odies, pero aunque suene como la peor manera de finalizar un conteo… te lo decimos por tu bien: deja la cerveza. Si vas con un nutriólogo lo primero que te va a prohibir es el alcohol, súmale a esto el volumen que la levadura con que está elaborada la cerveza agrega a tu pancita. ¡Lo sentimos!